EL ARBOL DE LA VIDA

El Sefirot o Arbol de la Vida es una parte central de la Cábala.

Se dice que el  árbol de la vida es una imagen de la obra de la Creación, nos muestra el flujo de energías que provienen de lo alto – de la divinidad-, recorren cada una de las dimensiones hasta llegar a la más baja – el mundo terrenal-, para desde allí retornar de nuevo a lo alto.

El árbol de la vida es un esquema viviente que nos ofrece una visión integradora y compresiva de la dimensión humana, invitándonos a conectar con lo alto, con nuestra divinidad, trayendo el cielo a la tierra o dicho de otro modo alcanzado el cielo en la tierra para lograr nuestra completud.

Se dice que la estructura del árbol de la vida subyace a todo Ser completo.

Los sefiráh son las distintas dimensiones del alma, que se distribuyen en un número de diez. Cada uno de ellos  tiene un nombre y un atributo específico.

Se trata de las 10 dimensiones del alma que venimos a trabajar en esta vida para nuestro propio desarrollo y crecimiento personal. Para ello, necesitamos conocer las energías que nos habitan a fin de encontrar nuestro propio equilibrio.

Estas 10 dimensiones se conectan a través de 22 caminos o canales que recorreremos a lo largo de la vida en busca de sabiduría, los que se hayan representados por las 22 letras hebreas.

Por esos 22 caminos, que dan estructura a este árbol, viaja la energía que desciende desde la Corona –Kéter - hasta el Reino -Maljut, el mundo físico-.

Hojmáh la sabiduría, ubicada en lo más alto de la columna derecha, es la manifestación del principio activo o masculino, presidida por Abbá, El Padre Cósmico, pilar del rigor.

En esta dimensión encontramos la función del razonamiento o intelecto interno. De aquí provienen las ideas y el pensamiento más profundo. Esta dimensión se halla en conexón directa con lo divino, es el centro que ve con el ojo de la iluminación y habla sin palabras como sabiduría.

Frente a Hojmáh como comtrapartida encontramos a Bináh, el entendimiento, encabezando lo mas alto la columna izquierda, es la manifestación del principio negativo o femenino, la Madre Cósmica, pilar de la Misericordia.

Bináh el entendimiento, el intelecto externo, recibe y responde a la energía que proviene de las demás dimensiones. Toma tanto la información que viene dada desde lo alto como la propia experiencia que procede de abajo.

El factor tiempo es una cualidad propia de la Bináh, ya que todo entendimiento necesita de un tiempo de maduración. Bináh: resuelve observa, reflexiona y formula de principios comprensibles.

Ambas dimensiones actúan como reguladora, la una de la otra, a fin de mantener el equilibrio. Cuando una ellas están funcionando por demás o por de menos decimos que la persona tiene un desequilibrio a ese nivel.

Estas dos dimensiones representan a nuestro padre y madre cósmicos en sentido físico, psicológico y espiritual.

De Bináh la energía pasa a la 4ta Dimensión, Hésed, la Misericordia, aquí la energía resulta expansiva –ppio activo-. De esta dimensión procede la profundidad del sentir, la vida emocional interna y el impulso creativo. Su cualidad la misericordia y la generosidad.

Hésed es la emoción que actúa en lo interno, la cualidad devocional, el sentir profundo que se alcanza o experimenta ante determinada vivencia. Es la fuerza creadora y amorosa a la que el hombre recurre para canalizar su mundo emocional.

De allí cruza a la 5ta dimensión, Gevûráh, el Juicio o la sana crítica, en donde la energía se reajusta o compensa antes de pasar a Tiféret,

Gevûráh o Fortaleza de juicio es la emoción externa, su función es juzgar en cada momento como nos manejamos ante los asuntos cotidianos, también responde al mundo exterior a través del juicio o crítica no expresada. Aquí la energía se reajusta o compensa antes de pasar a la siguiente dimensión –Tiféret-.

La Gevûráh es el aspecto femenino de Hésed. Es la dimensión del SI o NO con lo cual si se torna dominante - en contrapeso a Hésed- puede resultar muy peligrosa y agresiva, ya que decide lo que es bueno o malo.

La Gevûráh actuando correctamente destruye la enfermedad y la mentira.

El equilibrio entre Hésed y Gevûráh se lo ha denominado también Clemencia por estar entre las columnas del Juicio y la Misericordia.

Tiféret, la belleza, es la 6ta Dimensión, es el foco de la naturaleza esencial del ser humano, ubicada en el eje central es el eje de la conciencia que fluye de arriba hacia abajo. Solo esta columna nos muestra lo que el hombre es. Es el perfecto centro de simetría, el punto de equilibrio, la belleza alcanzada. Tiféret, es el sí mismo, la conciencia de sí a medio camino entre el Cielo y la Tierra. Un reflejo del Yo Soy, nuestro Creador.

Tiféret tiene acceso a todas las dimensiones Es el punto donde convergen todas las energías, que permite el crecimiento del alma. Sin Tiféret el hombre sería un ser sin alma, simplemente un autómata.

Por encima de Tiféret esta Da at representa el punto donde el hombre es. Donde su ego desaparece para unirse y sentirse uno con la divinidad. Se trata del vacío donde muere el yo.

Da at es el velo más allá del cual se encuentra el conocimiento y el ser del Universo objetivo. Lo que separa a Tiféret de Kéter es un sefirah llamado Conocimiento o Da at.

La energía pasa luego a la 7ma dimensión, Netzáh, la Eternidad, provee la energía para todas las funciones vitales, corresponde a la dimensión de los procesos involuntarios, de los ciclos, de la reiteración, incluyendo los del sistema nervioso autónomo.

Es la fuente proveedora de la energía instintiva, del amor instintivo, mantiene la salud corporal y provee la energía para Hôd -su contrapeso-, para los procesos voluntarios, donde se incluyen todas las operaciones sensoriales. Los estímulos que el hombre recibe necesitan ser comunicados al mundo interno.

Llegamos a la 8va dimensión Hôd, último peldaño de la columna pasiva, el Esplendor o Reverberación cuya función consiste en recoger y transmitir información. Es la encargada de responder al exterior. Es también el peldaño de la educación, de las capacidades adquiridas.

Estas dos dimensiones y lo que está por debajo de ellas es lo que vemos en el mundo físico.

Desde aquí el flujo de energía toca a Yesod, el Fundamento, ubicado en la columna central, esta dimensión refleja, proyecta.

De aquí pasamos a la última dimensión Maljut, el Reino, donde se acumulan todas las energías y todos los procesos, recibidos de las dimensiones anteriores.

La energía contenida en cada dimensión, puede ser dirigida hacia arriba o hacia abajo.

La corriente total siempre retorna a su fuente por la vía de Maljut, el mundo físico.

En Maljut el cielo se manifiesta en la Tierra a través de la materialización.