Somos poseedores de medias verdades

Cada uno de nosotros observa la realidad desde una perspectiva particular y única, distinta de las demás. La percibe conforme su propia historia y experiencia personal.

No existen dos observadores iguales, siempre habrá matices, no hay dos de personas que experimenten la vida de igual manera. Pongamos de ejemplo cualquier situación de la vida cotidiana como puede ser la ruptura de una relación cualquiera, habrá quien la viva con mucho dolor, frustración o decepción, mientras que otros como una liberación, como algo beneficioso para su vidas; otro ejemplo: la pérdida de un trabajo alguien lo puede vivir como algo muy desesperante, lleno de temor y angustia, mientras que otro lo puede tomar como la gran oportunidad para ir por sus deseos y emprender algo nuevo.

Como podemos observar, ante un mismo hecho o situación las personas se comportan y reaccionan de manera diferente. Cada uno experimentará lo sucedido desde su particular manera de observar el mundo y sus circunstancias y desde esa perspectiva contará su historia.

La historia que cada cual se cuenta y cuenta a si mismo, no es la realidad misma, sino la representación que hace de ella. Con lo cual hay tantas verdades como historias contadas, según sea su interlocutor.

Con esto lo que quiero decir es que no hay una verdad, sino que hay tantas verdades como observadores en este mundo. La verdad de cada quien estará condicionada por distintos factores como la cultura, las creencias, la historia de vida personal, etc. Una verdad que además, no deja de estar subjetivada por quien la cuenta, es la historia que de algún modo cada uno elige contar, consciente o inconscientemente, a partir de lo que interpreta.

Cuando podemos comenzar a comprender que eso que contamos y nos contamos es solo nuestra verdad, una verdad que por tanto resulta parcial, es cuando podemos comenzar a validar la verdad de un otro, a escuchar lo que ese otro tiene para decirnos.

Si esto es así, por qué nos cuesta tanto escuchar lo que otro tiene para decir?

Porque cometemos el error de creer que tenemos la capacidad de ver las cosas como son, cuando en realidad solos se trata de una interpretación – la nuestra- en relación a lo acontecido.

La manera como interpretamos el mundo está condicionada por lo que denominamos “ mapas mentales". Estos mapas o modelos con que nos manejamos condicionan nuestra de estar y actuar en el mundo. Según como sean esos mapas, nuestro mundo será más o menos expansivo, más o menos empobrecido.

Comprender que todos somos observadores distintos nos permite no solo respetar la opinión o punto de vista de otro, mejorar de esta manera la comunicación con nuestros semejantes.

No tengo ninguna Verdad,

Solo la mía,

Que es tan válida como la tuya.